-Tic-tac-tic-tac-tic...tac- Decían las manecillas del reloj en pleno amanecer. Eran los tiempos más esplendorosos y relucientes que en muchos años la vida pudo obsequiarme. Eran mis tiempos de oro, mi tiempo dorado.
El tic-tac de mi reloj en cada amanecer era único, lo escuchaba y lo sabía. Sin embargo, pase mucho tiempo contando los tic-tacs de mi reloj al anochecer. Dejé escapar un amanecer divino, para sufrir en las penumbras de la noche. Aferrado al pasado, al dolor. Y así, descuide cientos de tic-tacs de un amanecer que me brindaba todo lo que quería.
-Tic-tac-tic-tac-tic-tac...-Volvieron a exclamar las manecillas del reloj, y ahí junto con el indescriptiblemente hermoso amanecer estaba ella; con los ojos más inocentes, la sonrisa más tierna y los brazos más cálidos para estar. Ahí siempre estuvo ella con cada amanecer, y aun así preferí la noche. Mi Ciela era un ángel. El ángel que me fue enviado para rescatar cada rincón oscuro que mi corazón lleno de escombros guardaba. Ella estaba ahí para reparar daños que no había hecho, y para aguantar y soportar lo que no le correspondía, y aun así fiel a su amor, se mantuvo ahí...
-Tic-tac-tic-tac-tic-tac...-Volvían a exclamar las manecillas con cada amanecer, y con cada amanecer volvía mi Ciela, abrazando mi lado oscuro, llenando de besos mis angustias, y dándole amor a un corazón que lo único que haría era dañarla, y aun así, se mantuvo enamorada mi Ciela, soportando cada horror y desplante de esta bestia.
-Tic-tac-tic-tac-tic...- ¡TAC! exclamó a lo último una avería en el tiempo. El amanecer se derrumbó y junto con el mi Ciela desapareció. Nunca supe lo que era que alguien te amará con cada partícula de su ser, nunca antes vi a alguien querer de la forma tan sincera y desinteresada que ella lo hacía, y aun así, siendo egoísta y queriendo mantenerme en mis noches de suburbios permití que se fuera. Se fue destrozada, yo la destroce. No deje en ella ni un rayito de sol de los que destellaba con cada amanecer. -Tic...- Ahora estoy atrapado en mi mundo egoísta y orgulloso. Mi Ciela ya no esta para rescatarme o preocuparse. La maté cuando pude y no quise quererla. No es que no pudiera, porque ella era realmente increíble, fue que no quise hacerlo. En vez de darle mi amor, le hice pagar por un pasado en el que ella no tenía que ver. Ahora vuelvo a ser la bestia encerrada sola en la oscuridad y penumbras de la noche...-TAC.

-"Si supieras cuanto te quise, lo mucho que sufrí por tu querer que nunca logre ganarme por más que lo intente, y no pasa nada mi alma, lo hice y lo volvería a hacer, aunque termine destrozada en milésimas de pedacitos más. Tu pasado no fue tu culpa tampoco, pero, yo estaba dispuesta a repararlo. Lo único que me duele, es que te matará el dolor de tu necesidad por mi cuando ya yo no este. Cada quien tiene un ángel que repara daños que no le pertenecen, y estos son con tiempos tan limitados... Aun así, te quiere, tu Ciela."-Exclamaba añorando Ciela a su amado desde el precipicio al que tan terrible bestia la había llevado.
El tic-tac de mi reloj en cada amanecer era único, lo escuchaba y lo sabía. Sin embargo, pase mucho tiempo contando los tic-tacs de mi reloj al anochecer. Dejé escapar un amanecer divino, para sufrir en las penumbras de la noche. Aferrado al pasado, al dolor. Y así, descuide cientos de tic-tacs de un amanecer que me brindaba todo lo que quería.
-Tic-tac-tic-tac-tic-tac...-Volvieron a exclamar las manecillas del reloj, y ahí junto con el indescriptiblemente hermoso amanecer estaba ella; con los ojos más inocentes, la sonrisa más tierna y los brazos más cálidos para estar. Ahí siempre estuvo ella con cada amanecer, y aun así preferí la noche. Mi Ciela era un ángel. El ángel que me fue enviado para rescatar cada rincón oscuro que mi corazón lleno de escombros guardaba. Ella estaba ahí para reparar daños que no había hecho, y para aguantar y soportar lo que no le correspondía, y aun así fiel a su amor, se mantuvo ahí...
-Tic-tac-tic-tac-tic-tac...-Volvían a exclamar las manecillas con cada amanecer, y con cada amanecer volvía mi Ciela, abrazando mi lado oscuro, llenando de besos mis angustias, y dándole amor a un corazón que lo único que haría era dañarla, y aun así, se mantuvo enamorada mi Ciela, soportando cada horror y desplante de esta bestia.
-Tic-tac-tic-tac-tic...- ¡TAC! exclamó a lo último una avería en el tiempo. El amanecer se derrumbó y junto con el mi Ciela desapareció. Nunca supe lo que era que alguien te amará con cada partícula de su ser, nunca antes vi a alguien querer de la forma tan sincera y desinteresada que ella lo hacía, y aun así, siendo egoísta y queriendo mantenerme en mis noches de suburbios permití que se fuera. Se fue destrozada, yo la destroce. No deje en ella ni un rayito de sol de los que destellaba con cada amanecer. -Tic...- Ahora estoy atrapado en mi mundo egoísta y orgulloso. Mi Ciela ya no esta para rescatarme o preocuparse. La maté cuando pude y no quise quererla. No es que no pudiera, porque ella era realmente increíble, fue que no quise hacerlo. En vez de darle mi amor, le hice pagar por un pasado en el que ella no tenía que ver. Ahora vuelvo a ser la bestia encerrada sola en la oscuridad y penumbras de la noche...-TAC.

-"Si supieras cuanto te quise, lo mucho que sufrí por tu querer que nunca logre ganarme por más que lo intente, y no pasa nada mi alma, lo hice y lo volvería a hacer, aunque termine destrozada en milésimas de pedacitos más. Tu pasado no fue tu culpa tampoco, pero, yo estaba dispuesta a repararlo. Lo único que me duele, es que te matará el dolor de tu necesidad por mi cuando ya yo no este. Cada quien tiene un ángel que repara daños que no le pertenecen, y estos son con tiempos tan limitados... Aun así, te quiere, tu Ciela."-Exclamaba añorando Ciela a su amado desde el precipicio al que tan terrible bestia la había llevado.
Comentarios
Publicar un comentario