Un encanto anónimo.

Recuerdo aquellos ojos, de pupilas dilatadas y luz única. Cada vez que lo observaba aquella intimidante mirada de color miel, aveces verde avellana y aveces color café me invitaba a perderme en ella. Su cuerpo no era robusto, sin embargo, aquel torso bien definido te decía: "Soy un fit boy." Era un niño hermoso, con un sentido del humor al cual nadie le podía negar una sonrisa; el lo sabía, y lo afirmaba cada vez que mostraba su cínica sonrisa, aquella de labios rosados pálidos y perfecta dentadura, aquella sonrisa que me hacia agua la boca. Como mujer podía pensar que gustaba de mi, llegue a jurarlo incluso, pero, era tan amable y gentil con todo el que le rodeaba, y nunca pude dar por seguro esta idea absurda. Sobre todo; era tan creído, siempre que podía murmuraba no solo a voces, sino tambien en miradas y sonrisas lo bello que era, lo tonificado que estaba su cuerpo y el impacto que causaba en los demás... Y ni como discutir lo que era cierto, el era todo lo que se creía.

Admito que muchas de las veces que me incitaba soñar con el, quizás no lo hacía, pero era seguro que antes de dormir lo pensaba, pensaba todo lo que quería que pasará, aveces fui un poco morbosa, pero... ¿Cómo no serlo con tanta belleza masculina? -me muerdo el labio inferior-
Seguro pensará que lo acoso, pero, sería una verdadera locura no poder observar detalladamente aquella figura que me robaba los suspiros cada vez que miraba sus fotografías; y las risas cada vez que hablábamos.

-No, no estoy enamorada, pero, aquel niño tenía en sus manos el poder de enamorarme cuando lo quisiera y el apostaba a que si se dedicaba a ello lo conseguiría... Pero por ahora, no estoy enamorada, solo, me encanta la forma sutil en que hace paradas en mi vida, que por instantes me dominan.