Eran alrededor de las 6:00 pm, la puesta del sol se ponía en su punto mas admirable, cuando dos niños con mas de cinco años y menos de diez, correteaban de un lado a otro. Eran la parejita de hermanos. La niña, una observadora llena de curiosidad observa a su abuelo encendiendo su pipa, tomando asiento en aquel viejo sillón y le grita a su hermano:
-Josu ¡Corre, corre! vamos a ver que nuevas historias nos guardo el abuelo. -Ambos corrieron hacia la casa, gritando "Abuelito, abuelito" con la máxima expresión de felicidad. El abuelo, quien siempre tenía una historia para aquellos dos chiquillos, cada viernes a la misma hora, sonrío al verlos y exclamo abrazándoles:
-Mis pequeños piojos ¿Que pasa?
-¿No tendrás una historia por ahí para nosotros? -El abuelo sonriente respondió-
-A ver, a ver, ¿cuándo os he dejaos yo sin vuestro cuento de viernes?... -Inhalo su pipa una vez mas desatando pequeños aros de humo en ella, luego opto por dejarla sobre una mesilla de sala y volvió a exclamar- Tomaos asiento mis pequeñines, que esta historia deben saber como interpretarla.
Los chiquillos corrieron a sentarse, y con una mirada ansiosa les dieron la palabra a su abuelo.
-Esta es la historia del Ciego y el amor, es bastante breve, mas sin embargo difícil de interpretar, así que escuchéis...
Erase una vez un ciego que pensaba que hablaba a su mejor amiga, pero realmente hablaba al amor que perdió.
-¿Te haz dado cuenta? -Exclamaba Gabriel. Ese ciego era Gay -Seguía exclamando Gabriel, un amigo de esa chica. Ella lloro y dijo entre cuatro paredes solas, con un color blanco e oscuro a la vez...
-Ahora entiendo porque no te gustaba ni una chica en el colegio querido Jake.
Jake, Jake era el ciego.
...
Aquí termina la historia mis piojillos.
-¡Ah! -Exclamaron los peques al mismo tiempo. -¿Eso ha sido la historia de hoy abuelo? ni siquiera tiene un final, ni mucho menos un buen narrativo. -Exclamo Josu.
El abuelo con mirada compasiva les respondió:
-Es que acabo de inventarlo, pero la idea solo sale de los cortos.
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